No me vendas nada
Auqnue una red sea profesional no todo en esta vida debería estar alrededor de una transacción comercial, detrás de cada perfil hay una persona con la que conectar y quien sabe, a lo mejor descubres que es la persona que tiene lo que necesitas.

LinkedIn es una plataforma que me gusta porque permite generar conexiones con perfiles interesantes y además lo hago por múltiples razones. A veces conecto con personas cuyos intereses están alineados con los míos; otras, simplemente porque su contenido despierta mi curiosidad o aporta una perspectiva diferente. No siempre busco una relación con un propósito inmediato, sino ampliar horizontes y nutrir el pensamiento.
Como herramienta para el crecimiento profesional, LinkedIn tiene distintos enfoques que varían según el usuario, mientras algunos lo ven como un espacio para compartir ideas y aprender, otros lo utilizan exclusivamente para vender (a fin de cuentas, la plataforma nos invita a ello con sus herramientas). Esta diferencia en su uso puede enriquecer la plataforma, pero también generar experiencias frustrantes.
Como decía, LinkedIn me brinda la posibilidad de interactuar con profesionales de diversos sectores, ya sea a través de solicitudes que recibo o que envío. Algunas conexiones tienen un propósito claro, otras surgen por el interés en el contenido compartido o por el deseo de conocer nuevos puntos de vista. Sin embargo, con la mayoría de estos contactos, más allá de leer sus publicaciones, es poco probable que interactúe de manera activa, y esto desde mi punto de vista no es un problema, sino una dinámica natural de la plataforma.
Para mí, LinkedIn es un espacio de intercambio y aprendizaje, una herramienta para explorar tendencias y conocer nuevas perspectivas más que un simple mercado digital. Sin embargo, este uso se vuelve más desafiante cuando la plataforma se inunda de intentos de venta sin segmentación ni comprensión del contexto de cada usuario.
Es habitual recibir mensajes genéricos que bien podrían estar automatizados y que siguen el patrón de "Hola, vi tu perfil y creo que nuestro producto puede interesarte." Un mensaje sin personalización, sin investigación y sin esfuerzo por comprender a la persona que está al otro lado de la pantalla.
La automatización no es el problema principal, sino la falta de relevancia y personalización en las propuestas. No me molesta que alguien presente soluciones, sino que lo haga sin un análisis previo que justifique su planteamiento.
Cuando alguien se toma el tiempo de comprender mi perfil y deja información útil sin esperar una respuesta inmediata, es más probable que lo tenga en cuenta. Si la oferta es relevante y aporta valor, la revisaré, y si encaja con mis necesidades, tomaré la iniciativa. En cambio, iniciar una conversación esperando una respuesta inmediata puede ser menos efectivo que simplemente compartir información valiosa y permitir que el interés surja de forma natural.
LinkedIn ofrece contenido valioso, pero también se ha convertido, cada día más, en un espacio saturado de publicaciones repetitivas y superficiales (y esta podría ser una más de ellas).
Junto a análisis interesantes y debates enriquecedores, proliferan mensajes sin sustancia, estrategias genéricas y consejos reciclados. La moda de la inteligencia artificial ha generado una nueva tendencia: la producción masiva de contenido sin valor real.
Algunos han encontrado en esta tecnología una vía rápida para difundir información genérica sin aportar profundidad ni reflexión y aunque existen recursos útiles en este entorno, distinguir el contenido realmente valioso requiere un esfuerzo de cribado.
Pero no me malinterpretéis, estoy siempre abierto a nuevas ideas y herramientas que puedan mejorar mi trabajo, o hacerme aprender algo, pero para que una interacción sea efectiva debe ser genuina y aportar valor real.
Si tienes una propuesta que realmente crees que puede ser útil para mí, haz que la interacción valga la pena. No intentes venderme algo en el primer contacto sin antes evaluar si tiene sentido en mi contexto. No es la insistencia lo que genera interés, sino la relevancia.
Muchas conversaciones en LinkedIn comienzan con la expectativa de una respuesta inmediata, cuando en realidad dejar información útil sin presionar puede ser una estrategia más efectiva. Si alguien me proporciona datos valiosos o un recurso interesante, lo revisaré en el momento adecuado y, si encaja con mis necesidades, tomaré la iniciativa ya sea ahora o dentro de un tiempo cuando esa necesidad aparezca y me acuerde de aquello que me mandaron.
Si el objetivo es captar la atención de alguien, el proceso debe ser diferente: compartir contenido útil, interactuar con sus publicaciones y demostrar que existe un interés legítimo antes de presentar una oferta.
Priorizar la construcción de relaciones auténticas genera más valor a largo plazo que intentar vender desde el primer momento.
La conexión en LinkedIn no debe reducirse a una simple transacción. Se trata de comprender, compartir y aprender en un entorno de colaboración. Y, a largo plazo, eso tiene un valor enorme.