Un hombre bueno

Por la vida nos cruzamos con gente de todo tipo, unos nos caen mejor, otros nos caen peor, otros nos dejan indiferentes, y otros simplemente nos tocan de tal manera que el mero hecho de haberlos conocido nos cambian la vida.

Llevo unos cuantos días dándole vueltas a cómo plantear este post, y no sabía cómo expresar lo que siento…

Porque no es sencillo escribir un epitafio de un hombre bueno, es que hay tan pocos !!!. Y sí, he dicho un hombre bueno, porque buenos hombres hay bastantes por el mundo, pero hombres que podamos calificar como buenos hay muy poquitos. Y hoy nos queda uno menos.

Como mis amigos lectores (y seguidores en las diversas redes sociales) ya saben, el pasado 12 de enero nos dejó el Padre D. Carlos Pintado Estobal, que entre muchas otras cosas y cargos eclesiásticos era un gran amigo.

Y si es malo perder un amigo, no se si os podéis hacer a la idea de lo que es perder además a un consejero, a un apoyo, a un confidente, a un confesor, a una persona dispuesta siempre a ayudarte con una sonrisa en la boca, no porque seas tú, sino porque lo necesitas. Una persona que lo dejaba todo por ayudar allí donde se le necesitaba.

La verdad es que me quedo sin palabras para expresar esta pérdida, bueno más que pérdida tendría que decir este cambio, porque a pesar de que su cuerpo ya no mora entre nosotros he de reconocer que siento como si estuviese a mi lado con su mano en mi hombro, sus gafas de sol y su eterna e imperturbable sonrisa.

Poco más puedo decir, simplemente quería dejar estas líneas aquí para no olvidarme nunca que desde ese día nuestro amigo ya no está aquí a pesar de seguir estándolo.

Un abrazo Carlos, se que donde estés seguirás ayudando a los demás y convirtiendo a tus “queridos sarracenos”