sabores variados

Es curioso, cuando menos te lo esperas la gente te sorprende, y no siempre lo hace negativamente.

Puede que lo realmente curioso es que no te sorprendan negativamente, que te den alguna alegría, que hagan algo que no te avergüence de decir que los conoces.

Podría decir esto de alguien en concreto o de nadie en particular, pero como esto sólo a mi me importa no hace falta que diga nada más.

Antes creía que cuando hacía una entrada en el blog tenía que dar datos con pelos y señales de lo que decía o de a quien se lo decía, ahora directamente paso de darle explicaciones a nadie, a buenos entendedores pocas palabras bastan.

En otro orden de cosas diré que esto de escribir en el autobús es una gozada, sobre todo porque estoy escribiendo en el nuevo portátil que he comprado para mi chica, sí se lo he comprado para ella, pero como lo ha dejado en casa esta mañana y yo creo que hoy voy a tener tiempo de ponerlo a prueba, he decidido cogerlo para hacerle el “test drive” como decía mi amigo Daniel hace tan sólo una hora, que estaba aprovechando la soledad de la noche para poder poner a prueba a su portátil, y digo noche no porque las siete de la mañana me parezca una hora intempestiva, sino porque él vive en Venezuela y eran altas horas de la madrugada. Pero es que como comentaba con él, es a estas horas cuando mejor se está, cuando el mundo parece darte un respiro y cuando puedes por fin dedicarte a esas cosas que realmente te interesan. Sin ir más lejos esta pasado noche, cuando necesitaba un rato de soledad, aprovechando que tenía que bajar la basura me he quedado sentado un rato en el patio de la comunidad, en un banco en soledad sin que nada ni nadie me perturbase, disfrutando de la brisa en una noche de verano. Y creo sin lugar a dudas que ese ha sido el mejor momento del día, ha sido un momento de relax corto pero intenso.

Nadie se puede imaginar las ganas que tengo (aunque suene paradójico) de que llegue septiembre para poder volver a llevar una vida estable ordenada y sencilla.