Oktoberfest (o como se diga)
Al igual que toda incursión militar, nosotros teníamos un día D y una hora H, las órdenes etaban claras, Ibercaja del Royo (esquina Sagasta) Lunes 11, 8.45…
En la hora fatídica, ya se sabía que la misión iba a ser compleja, los comandos se vieron forzados a retrasar la llegada, así que a los veinte minutos sobre la hora marcada ya estaban las tropas en posición. En un alarde de descoordinación logísitica intentamos tomar la línea 34 que se encontraba fuertemente custodiada por hordas de cachirulos, tras desistir e intentar coger un taxi, dividimos las tropas entre Comando A (que más tarde se seccionó en A1 y A2) y Comando B el cual se quedó haciendo labores de retaguardia para coger un taxi mientras los A subían andando desde Paseo Sagasta hasta el Parque de Atracciones…
Mientras el Comando A1 compuesto por Monty alias el Profesor Escoria, Filósofo y por Berts, se internaba a modo de avanzadilla entre las líneas enemigas, el A2 les seguía de cerca pero a una distancia prudencial.
Tras cruzar por medio del barrio de Torrero, los comandos se vieron en una encrucijada, ir por la civilización o por el camino más rápido… pero la duda duró poco, a penas 300 metros campo a través tomaron la decisión de cruzar por los Pinares de Venecia en medio de la noche para llegar a su destino, el Parque de Atracciones.
Lo que parecía iba a ser la parte sencilla de la misión, realmente se convirtió en la parte más tediosa, al llegar nuestras tropas al lugar del enfrentamiento se encontraron con casi dos horas de espera para poder acceder al recinto…
Una vez dentro los esfuerzos se centraron el la localización de un banco que diese cabida a los doce del patíbulo, nombre que bien se nos podría haber otorgado debido a la cantidad de jarras que cayeron… Primero una, luego otra, luego otra… y después un tremendo vacío del que sólo se destacan algunas pinceladas como la aparición de los refuerzos encarnados en la piel de Uke, el traslado en taxi hasta el centro y la retirada de los efectivos tras un extraño desarme en la puerta del ático de Monty…
Menos mal que Oscar no bebe y me pudo traer a casa… que malito estaba 😛