No tengo título que poner
Una gran pérdida nos deja sin palabras, aunque a veces hay que cerrar la boca y abrir el corazón
Se que escribir una entrada así no es muy normal, pero bueno tampoco es que lo que aquí escribo tenga muchos visos de normalidad, y menos hoy.
Se me habían ocurrido un par de títulos originales, pero al pasar al primer párrafo me quedaba sin palabras para seguir, porque así exactamente es como me siento, tengo ganas de insultarte, de mentar a lo más sagrado pero solo es la rabia que produce tu pérdida, la injusticia de saber que te has ido y no volverás.
Me queda tu sonrisa, tu humor, tu rectitud, tu mirada de complicidad, tu compañía en tantos y tan diferentes momentos, lo que hemos aprendido juntos, lo que hicimos y lo que decidimos dejar de hacer, te has ido y me quedo sin compañero, sin cómplice, sin confidente.
Desde que te conocí la música en directo cambió para mi, ya no era música, se convertía en fotografía, juntos recorrimos innumerables conciertos, nos metimos en mil saraos e hicimos siempre todo como si fuera el trabajo que nos daba de comer, cuando realmente era nuestro divertimento. Qué le vamos a hacer, somos así.
En mi memoria quedan las cervezas post concierto donde una vez hechas las fotos nos relajábamos y hablábamos de nuestras cosas, daba igual que fuese de tecnología, de fotografía, de nuestros hijos o de nuestras mujeres, siempre hablábamos con el corazón en la mano, como si hablásemos con nuestro hermano, quizá porque así nos sentíamos, porque a la familia de sangre no la eliges, pero hay otro tipo de familia que sí puedes elegir.
En todos estos años solo te dije una vez lo mucho que te quería, simplemente porque no nos hizo falta, tú lo sabías y yo lo sabía. Por ti habría movido montañas, al igual que tú las moviste para venir a verme en cuanto te enteraste que estaba en el hospital, pesar de lo avanzado de tu enfermedad y tus dolores ahí estuviste, a mi lado dándome ánimos.
Solo puedo decir que ha sido un orgullo llamarte amigo, socio, hermano, que nos dejas multitud de frases que usamos día si y día también y que siempre empiezan por un "Como dice Javi...", puedes estar orgulloso del trabajo que has hecho como padre y de la huella que has dejado como persona.
Ahora que te has ido y no estás solo puedo ayudar a los que se quedan, son mi nuestra familia.
Estaremos ahí, al lado, a cada paso, siempre.