La memoria de las Redes Sociales
Siempre me pasa lo mismo, ocurre algo relevante, siento la necesidad de escribirlo, luego pasa la vida y se queda sin escribir...
Lo que voy a contar ocurrió hace unos días, no tiene importancia decir la fecha exacta en que pasó no es relevante, aunque el año que viene volverá a ocurrir, y así hasta quien sabe cuando.
Era por la mañana, temprano, los rayos de sol empezaban a calentar tímidamente las calles, yo apuraba una taza de café, todavía humeante, mientras hacía la primera revisión del móvil, miraba la agenda del día, los correos recibidos en la noche, la mayoría de ellos, para no variar, de publicidad, revisaba las publicaciones en redes sociales...
Vamos la típica rutina antes de salir de casa camino del trabajo. Estaba, como decía, echando un vistazo rápido a las publicaciones de mis contactos cuando el algoritmo de Facebook pensó que era buena idea enseñarme una foto de hace siete años. En la foto me mostraba una cuna recién montada y un texto que decía ya está lista la cuna del peque. Supongo que al algoritmo de Facebook le pareció buena idea porque sabe que tengo dos peques en casa, imagino que pensaría que era una buena manera de empezar el día, recordando un tierno momento de la infancia de mis hijas... Con lo que no contaba este algoritmo era con que yo tengo dos hijas, y ningún hijo. No podía saber, porque yo no se lo he dicho, que mi hijo no llegó a nacer, y que esa tierna imagen iba a hacer crecer un hueco en mi pecho y unas lágrimas en mis ojos.
Pero la culpa no es deFacebook, ni de su algoritmo, la culpa es solo mía por olvidar que todo lo que dices y haces en las redes sociales se queda ahí, y que en cualquier momento puede volver para recordarte ese momento que no pensabas volver a revivir, y aunque esto tiene sus cosas buenas, también tiene sus cosas malas.
Dentro de lo malo tengo que agradecer que aunque he visitado con mayor o menor asiduidad todas o casi todas las redes sociales que han ido apareciendo, me han pillado mayor, ya entradito en años y con la cabeza más o menos bien amueblada, porque si me llega a pillar de adolescente... seguro que tendría muchas cosas que ir borrando de internet, y eso no sólo no es fácil, sino que no siempre se consigue.
Así que amigo/a hazte un favor a ti y a tus descendientes, utiliza las redes con cabeza, y enséñales a hacerlo, porque lo que hoy puede ser muy divertido y aparentemente inofensivo, en unos años sacado de contexto puede ser que ya no haga tanta gracia...