La condición humana
Siempre tendemos a desconfiar de la gente, de su condición humana, de ese algo que sabemos pueden llegar a hacer, pero nos olvidamos que lo mismo que pueden hacer algo negativo, pueden hacer algo positivo.
No, no me he tomado nada raro, ni se me ha cruzado el vaso de leche esta mañana, lo que ocurre es que hoy un simple gesto me ha sorprendido…
Estaba en la parada de autobús, desesperado, cansado de esperar que llegase el autobús y jodido de frio… justo en ese momento, ni antes ni después veo que se aproxima un taxi, así que lo llamo en el momento preciso en que otra persona de la parada se había retrasado unos metros y lo estaba llamando también.
Mi primer pensamiento (a parte de vaya casualidad) ha sido el de bueno, vienen dos taxis, pero tal cual lo he formulado en mi mente lo he tenido que desechar al ver que el segundo taxi se mete por el primer desvío sin acercarse a nuestra zona, en ese momento nuestro desconocido avanza hasta el punto en que ha parado el primer taxi, casi a mis pies, y se percata de que no era el único en haber solicitado un servicio, y en ese momento no se me ocurre otra cosa que cederle el taxi.
Nuestro desconocido sube y desde dentro me pregunta mi destino, como ambos vamos al centro me invita a subir y compartir el taxi, lo pienso una fracción de segundo y me digo que coño!, tengo menos desde la Plaza España que lo que puedo tardar en que llegue otro taxi.
El trayecto en silencio, cada uno de nosotros tres en sus cosas, se hace largo a pesar de lo corto que es, lelgamos a nuestro destino y (Oh sorpresa!) nuestro desconocido rehusa que le abone la parte que corresponde del trayecto aduciendo el consabido hoy por tí…
Y es que como bien dice este hombre en la vida nunca se sabe, y quien sabe, quizá otro día tengamos la posibilidad de devolvernos el mutuo favor.