Aquellos tiempos

Parece mentira que haya vivido un tiempo en el que los sueños se plasmaban en papel a base de escribir líneas y líneas de pensamientos, parece mentira que aquellos tiempos en los cuales tódo se teñía de un aura personal al ver los garabatos, unas veces uniformes y otras ilegibles, realizados con tiempo y paciencia por una mano amiga…
Parece mentira que aquellos tiempos estén tán lejos y tan cerca a la vez, los hemos separado por nuestras ánsias de tecnología, pero al menos cuando abrimos un cajón aún nos podemos estremecer al encontrarnos con una carta, una postal, o como ha sido mi caso esta noche, con un cuaderno…


Y es que yo estaba empeñado en sacar una frase que no consigo recordar íntegramente, pero que no hace más que golpear a mis pobres neuronas… mientras le daba vueltas a mi cabeza pensando en la estructura de aquella frase me acordé de que estaba escrita en uno de mis antiguos cuadernos, y si bien no he encontrado aquél en el que tengo anotada la frasecita de marras, sí que me he topado con algunas cosas cuanto menos curiosas…
Creo que la más irónica y digna de mención ha sido un cuaderno que podría denominar diario de bitácora de un estudiante que no estudia en una ciudad que no es la suya… O lo que es lo mismo, mi primer acercamiento al mundo de los blogs.
Ahora que me paro a pensar es curioso que en diferentes ocasiones utilice ese mismo apelativo para referirme a mi cuaderno, le llamo diario de bitácora, quién sabe, igual era una premonición de lo que iba a hacer siete años más tarde…
La verdad que es increible todo lo que un texto manuscrito nos puede hacer sentir, nos puede hacer recordar momentos que jamás creíamos poder recordar (me he dado cuenta de que recuerdo casi todos los momentos a los que hago referencia en el cuaderno, y lo que me parecía imposible, recuerdo los momentos en los que escribí muchas de las anotaciones).
Recuerdo lo que sentía en aquella época, lo que hice y dije, lo que no hice y dije, lo que hice y no dije… recuerdo a tantas personas que he perdido por el camino, y a tantas otras a las que he descubierto. Es más he incluso redescubierto a algunas de aquellas personas…
Recuerdo los amores, los momentos, los buenos y los malos, las angustias, las ilusiones, los nervios, los enfados… Lo recuerdo todo pero me gustaría no recordar nada.

Te recuerdo a tí en una noche de invierno, en una tarde de primavera, en un amanecer de verano, en un atardecer de otoño.
Te recuerdo a tí que no te conozco pero te conozco de toda la vida.
Te recuerdo a tí y me pregunto si existes o sólo eres parte de mí.
Te recuerdo a tí y me acuerdo de mí.
Porque tú eres yo, y yo soy tú.
Somos dos en un mismo cuerpo.
Sólo tenemos un corazón, pero siente por dos…
Si algún día me olvido de tí, no me lo tengas en cuenta porque olvidarte es recordarte para siempre.