A vueltas con el muebling

Ayer recibí un curioso comentario de parte de alguien resentido con la multinacional IKEA y que posiblemente pertenezca o haya pertenecido a la industria del mueble.

La verdad es que el comentario, que de haberse hecho de una manera correcta y educada podía haber sido hasta útil e interesante acabó siendo un ataque personal por el hecho de utilizar la palabra muebling en un post relacionado con IKEA.

Posiblemente esta persona que decide ocultar su identidad tenga algo de razón, pero sus formas hacen que se le pierda el respeto y la credibilidad que debería tener.

Es cierto que la palabra muebling ha sido utilizada por la Asociación de Comerciantes de Muebles de Zaragoza y Aragón los cuales evidentemente se ven afectados por el fenómeno IKEA, pero es lo que tiene la economía de libre mercado, que produce enfrentamientos entre el Goliat multinacional y el David local que provocan la habitualmente una reestructuración del mercado en la cual el productor menos competitivo se ve en la tesitura de agruparse para sufragar costes o subsistir luchando contra un enemigo que sin ofertar mejor calidad le avoca a la desaparición.

Aunque personalmente odio la idea de tener que amueblar un piso he de decir que la principal ventaja que le veo a IKEA es el tener semejante catálogo para poder ver y tocar en la exposición que tienen, frente a la incomodidad de las tiendas tradicionales en las que como es lógico tienes una limitada exposición y acabas mirando catálogos de los distintos fabricantes, haciéndote una idea de lo que hay y de cómo te va a quedar.

Evidentemente no en todas las tiendas pasará lo mismo, tendrás tiendas que te podrán mostrar una gran oferta y variedad mientras que otras tendrán un catálogo mucho más limitado y no por ello peor. Soy consciente de que mucha gente acaba comprando en IKEA por una simple cuestión de precio, pero al precio de venta deberíamos de ser conscientes de que hay que sumarle el coste del montaje y de la profesionalidad de los montadores y eso es un valor añadido que no tiene una cuantificación sencilla. Por otro lado no debemos de perder el norte y obviamente todos sabemos que la calidad tiene un precio, que nadie vende duros a cuatro pesetas y que todas las empresas tienen como fin maximizar sus beneficios, así que como compradores deberemos saber que según donde compremos y al precio que lo hagamos tendremos unos muebles de batalla o unos señores muebles, pero eso también dependerá de lo que estemos buscando.

Quiero dedicar este post a ese comentarista que se oculta en la sombra y el anonimato de internet, para decirle que tiene razón en cuanto a que genera más valor una empresa de muebles local que una sede de una multinacional, pero hay como siempre formas y formas, y si yo le hubiese contestado de un modo acorde a su comentario hubiese empezado mentándole a alguno de sus ascendientes, y no creo que esa sea una forma correcta de tratarle, aun cuando él ha venido a un sitio personal en busca de «gresca».

Un saludo y que le vaya bien caballero…