Siempre conectados
En el mundo en el que vivimos cada día es más cierto eso de que estamos conectados a internet a todas horas. Eso es un hecho, nos conectamos en nuestros ratos de ocio y en nuestros ratos de trabajo, mezclamos el ocio y el trabajo en una red en la que todo es posible, de una manera en que antes era impensable.
No se cuanto hace que estáis conectados a «La Red», pero yo creo que fué allá por el año 94 cuando me enteré de que había algo que se llamaba internet y si bien en el primer (y único) curso al que asistí sobre esa tecnología del futuro iba con papel y lápiz para apuntar eso que llamaban páginas web me sentí «decepcionado» de ver la escasa calidad que tenía y lo que le costaba en cargar, hay que reconocer que hemos avanzado bastante (aunque en España el caciquismo de la operadora predominante nos haga estar a la cola de Europa en relación calidad/precio de nuestras conexiones).
Recuerdo con cariño (aunque mis padres no tanto) aquellos tiempos en que el módem emitía dulces sonidos que indicaban que la conexión se estaba realizando, aquellos tiempos en que por no haber no había ni tarifas planas y la conexión se caía cada dos por tres… luego ya vinieron las tarifas planas, las primeras y rudimentarias adsl’s y de ahí al momento actual, donde cualquiera tiene una conexión a una velocidad aceptable a un precio soportable que le permite estar conectado siempre y en tódo lugar.
Pero no sólo han «evolucionado» esas conexiones, también lo han hecho los equipos necesarios para que las realicemos, hemos pasado de enormes módems conectados a tremendos equipos, a tener un dispositivo en el bolsillo que hace las veces de ordenador, módem y teléfono, y encima sin cables.
Puede que ese sea el misterio de que se haya popularizado el uso de internet, antes uno se conectaba aprovechando la tranquilidad de la noche, cuando sabías que nadie tenía que llamar a tu casa, con un equipo que siempre tenía que estar en su cuarto, luego vinieron los portátiles que nos permitían cambiar de cuarto, siempre que el cable disese de sí hasta el destino deseado, de ahí pasamos a las conexiones inalámbricas que nos permitían conectarnos en libertad dependiendo como mucho de que hubiese un enchufe a mano para poder cargar la batería… Hoy en día el ordenador en las casas ( y esto es mi más sincera opinión personal) se ha convertido en un artículo secundario para conectarse a internet. Es más cómodo sacar el móvil del bolsillo y consultar una página rápidamente (por ejemplo para ver la cartelera del cine) que ir a buscar el portátil y conectarlo.
Ahora puede que penséis que soy raro, o un friki, o cualquier cosa, pero es una realidad, yo cada día utilizo menos el ordenador en casa para conectarlo a internet, lo utilizo para otros fines, trabajar con mis fotografás, editar alguna página, hacer alguna compra, descargar contenidos como podcasts… es decir lo utilizo para muchísimas cosas, pero su cuota de uso para la conexión exclusiva a internet ha disminuido drásticamente… y todo gracias a mi teléfono. Y que conste que no me baso en este planteamiento en el hecho exclusivo de tener un iphone, antes tenía una HTC y me pasaba lo mismo (aunque era menos gratificante).
Y ahora decidme…
Estos son los resultados: