Saber decir te quiero a tiempo

Esta mañana de rebote he encontrado un artículo de fecha 15 de septiembre de 2001 que se titulaba Saber decir te quiero a tiempo y que me he tomado la libertad de transcribir para compartirlo con vosotros…

Una vez, en la mesa de un aburrido banquete de bodas, conocí a un señor mayor, en plenas facultades, que dedicaba las horas libres de su tranquila jubilación a una enternecedora vocación: acompañaba a los moribundos solitarios de los hospitales en su último trance. Ayudaba vuenamente a morir. Seguramente cuando uno se encuentra en la situacion de dejar este mundo agredece una voz amiga y una mano para estrechar. Y mi amigo ocasional se los proporcionaba.
La sobremesa del banquete de bodas, mientras los novios bailaban el vals y los camareros repartían el pastel, la pasé escuchando sus experiencias tanatológicas. Lo que más me impresionó es que, según me dijo, las personas que se encuentran muy cerca de la muerte sienten, de forma muy generalizada, un gran arrepentimiento por no haber manifestado claramente su amor a sus seres queridos mientras vivían. No haber pronunciado con claridad la fórmula «te quiero» cuando se gozaba de una buena salud resulta una obsesión bastante común. Nos quedamos todos silenciosos pensando, casi siempre, que dábamos demasiado por supuesto niestro amor, sin expresarlo; como si fuese cursi, algo ridículo e innecesario.
No volví a acordarme nunca más de aquel buen hombre ni de sus teorías hasta hace dos días, escuchando los dramáticos mensajes telefónicos dejados en los contestadores por las vícitimas del super-atentado de EEUU. Son voces llenas de espanto, que presienten una muerte más que cercana y que insisten de forma tremenda en decir «te quiero» a sus seres queridos.
Como si al final de todo, lo único que contase fuese eso: haber amado a alguien durante el breve parpadeo de la vida. Y posíblemente sea cierto.