La importancia de sentirse parte de algo
Desde los albores de la humanidad hemos tenido la necesidad de sentirnos parte de un grupo, desde las primitivas manadas hasta las más modernas comunidades «on-line».
Ha sido este un impulso tan grande, que ha superado incluso al instinto depredador. Ahora el líder de la manada no es el mayor depredador, sino que es aquel que está mejor comunicado, aquel capaz de guiar al grupo en sus relaciones con otras fuentes de información, porque no nos equivoquemos, todo es información, y la información es poder. Pero ahora podemos analizar una situación particular, ¿qué pasa cuando el grupo se forma sobre parejas en vez de sobre personas?
¿Qué pasa si una de las parejas del grupo se disuelve? Ahora nos enfrentamos a la disyuntiva de decidir qué hacer con estas personas, si seguir aceptándolas en el grupo o separarlas… se supone que nuestro raciocinio debería ser superior a nuestro instinto de supervivencia y seguir aceptando a los nuestros en el grupo a pesar de que no sean exactamente iguales a nosotros…
Sólo el tiempo sabrá qué es lo que pasa…