Harto de la tecnología
Este podría ser el típico post de resumen del año anterior, o de bienvenida del nuevo año, a fin de cuentas por estas fechas es lo que toca, ¿no?
Realmente es un grito al vacío simplemente para desahogarme, necesito soltar presión de esta olla antes de que explote y, como siempre, pasarme por aquí para contar mis ocurrencias es una buena terapia.
Aunque podría empezar a contar la historia por el final, puesto que he conseguido recuperar el contenido de este blog, sería más lógico empezar a contar las cosas con cierto orden. Este año que hemos dejado atrás ha sido, por decirlo de una manera suave, un año raro pero no raro de mira que extraño, has salido de casa sin móvil y no lo has necesitado en todo el día más bien sería raro nivel los extraterrestres me han abducido y he estado viviendo en un universo paralelo este último año mientras mi cuerpo seguía viviendo en vuestro universo. A pesar de lo extraño que fue el año tengo que decir que conseguimos acabarlo bien, es más yo diría que lo acabamos con nota en casi todos los aspectos, porque justo cuando estábamos a punto de pasar de año...
... servicios domóticos que dejan de funcionar, contenedores que dejan de responder, conexiones a bases de datos que se eternizan lanzando un informe copias de seguridad que aparentemente estaban pero se habían vaciado, routers que dejan de funcionar, errores de capa 8 de los que yo soy el culpable...
Podría hacer una lista bastante extensa explicando los errores, y que unos han ido en cascada desencadenando otros, tanto a nivel laboral como personal pero lo que importa es que me ha servido para volver a poner todo en perspectiva, relativizar la importancia de las cosas, al final si en el ámbito laboral, que es donde podía haber implicaciones más severas, se ha recuperado todo y no ha habido interrupciones en el servicio apreciables, y en lo personal la domótica de casa ha vuelto a funcionar en lo importante...
¿Qué más da si el "servicio x" o el "servicio y" se ha caído y hemos perdido información no trascendental? ¿A quién le importa?.
Aquí tendría que decir con la boca pequeña que a mí sí me ha importado, me ha fastidiado, por no usar otra palabra, pero se que es más el orgullo herido que la importancia que realmente tiene.
Al final se que lo importante no se ha perdido, y que lo que se haya perdido se puede reconstruir, sólo hace falta tiempo aunque el tiempo sea el bien más preciado que tenemos.