Ese extraño sentimiento

Una vez más estoy de viaje, acabo de tomar el autobús que una vez más me aleja de ti, es curioso que después de tantos años todavía me tomen el pelo con nuestra relación, con nuestra extraña amistad, porque nunca ha pasado de eso y ambos sabemos que ahí se quedará, los amores platónicos son eso, platónicos y de ahí no deberían pasar…
Aunque he de reconocer que después de tantos años el amor que te profeso ha sido por una parte el motor de mis veranos, el culpable de que como las golondrinas vuelva aunque sólo sea por dos días como este año, ha sido el culpable del amor que siento por tu tierra, esa incomprensible atracción que siento por Girona en general y por Palamós y sus gentes en particular.
Hoy es uno de esos días en que me alegro de tener éste rincón personal desde el cual puedo expresar lo que siento sin temor al rechazo, porque se que nunca leerás estas líneas, aunque por contra se que cualquiera las puede leer y decir, comentar, opinar o simplemente callar.
Ayer pasé una tarde maravillosa, pasear contigo por la costa como tantas veces me hace sentir parte de ti, en esos paseos ambos nos quitamos las corazas que nos aprisionan en nuestro día a día y hablamos desde el corazón, nos contamos nuestros secretos, nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones como se las contaríamos a nuestros hermanos o a ese primo lejano pero especial que todos tenemos. Imagino que esa sensación vespertina acompañada de la conversación que tuve con tu madre fue lo que logró que me acompañases esa noche al mundo de morfeo, un viaje del que sólo tengo vagos recuerdos, pero que ha hecho que esta noche pasara rauda y veloz.
Esa extraña sensación de estar durmiendo a unos metros de tu cama, de saber que estamos tan cerca y tan lejos, esa sensación de ver renacer el amor de la infancia, ese primer amor, es tan extraña como la cara que me has puesto esta mañana al despedirme.
Una cara a medio camino entre la incredulidad y la negación, parecía que no querías creer lo que te decía, que no comprendías que me fuera a penas 48 horas después de haber llegado, sabías que hoy teníamos planes y que me hacía ilusión cumplirlos, pero uno se debe ante todo a los amigos, y mañana he de estar en Zaragoza me guste o no, y de todas maneras no podemos hacer milagros y las vacaciones ya se acababan, mañana o pasado como muy tarde yo había de volver a mi ciudad, a mi vida…
Son cosas que no van a cambiar, yo se que tú no vendrás a Zaragoza y tú sabes que yo si iré a Palamós… mientras pueda no faltaré a esa secreta cita anual que tenemos pendiente.
Un beso preciosa y hasta el año que viene (si no es antes)