En vacaciones
Verano, playa, calor, arena, agua…
Unos dÃÂas estupendos para desconectar, para apagar el móvil, o mejor dicho para quitarle el sonido y poder recuperar las energÃÂas perdidas en la lucha diaria.
En teorÃÂa estos iban a ser dÃÂas para dedicarlos a actualizar las tareas pendientes, pero como todos sabemos las intenciones son estupendas, pero lo difÃÂcil es llegar a hacerlas realidad.
La verdad es que me gustarÃÂa vivir en un sitio cómo este, porque aquàa pesar de todo soy capaz de encontrar una tranquilidad y una estabilidad que me resulta difÃÂcil de conseguir en Zaragoza. Y éste no es un pensamiento nuevo para mi, en muchas ocasiones he pensado que me gustarÃÂa vivir en una zona de playa, a poder ser en Cataluña, una tierra muy especial para mi.
Eso si, sin entrar en polémicas ni lingüÃÂsticas ni de ningún otro tipo he de reconocer que hay algo en la cultura catalana que me atrae mucho, y no es sólo por su tendencia hacia el diseño, sino por su forma de educar a los niños desde pequeños, por la forma que tienen de educarlos y de encauzarlos hacia el trabajo.
Es extraño en esta tierra (por decirlo de alguna manera) que un adolescente se plante en la mayorÃÂa de edad sin haber trabajado al menos en verano, algo que si bien resulta de lo más lógico y coherente, resulta también de lo más paradójico si se compara con las tendencias de otras zonas de España, en las cuales parece poco menos que ultrajante el decir a tu hijo que en vez de estar toda la noche de juerga se «prete los machos» y se ponga a trabajar en verano. Pero claro es mucho más sencillo darles a los niños todo lo que piden que enseñarles que el dinero no lo regalan en la tele como ven en esos dichosos anuncios de empresas de financiación, sino que hay que ganárselo y sudarlo, aunque sea descargando camiones…
Imagino que a estas alturas si habéis terminado de leer ésto, os habréis hecho un posicionamiento ante mi punto de vista, y como comprenderéis no os voy a decir que ésta es una verdad absoluta, pero es un pensamiento cuanto menos claro… ya sabéis espero vuestras opiniones.
Ah por cierto, no es que me haya dado demasiado el sol en la cabeza estos dÃÂas, es simplemente que la convivencia con gente de 15, 21, 27, 44y 80 años de edad resulta cuanto menos curiosa y/o chocante…