De viaje por Japón, primeras impresiones

Después de cinco días deambulando por el «Japón tradicional» ya podemos hacer una valoración en caliente de la experiencia nipona.
Para empezar hemos de decir que nosotros hemos viajado vía Amsterdam, mientras que nuestros otros compañeros de viaje lo han hecho vía Estocolmo, por lo que hemos podido sacar en claro de las conversaciones que mantuvimos sobre el vuelo, podemos decir que de media nosotros tardamos casi dos horas menos en llegar a Osaka, entre otras cosas porque nosotros tuvimos una hora escasa para hacer el «transfer» frente a las dos horas largas que hubo en otros vuelos.
Una vez que aterrizas en Osaka empiezas a ser consciente de dónde te has metido, un país radicalmente distinto a todo lo que conoces, un país que sobre todo se caracteriza por su extrema pulcritud y por su orden, de hecho si te fijas en el transporte desde la terminal hasta el control de inmigración los únicos que corren son los extranjeros, los orientales van a un paso ligero pero sin llegar a correr, respetando escrupulosamente las filas y las distancias.
El trayecto de Osaka a Kyoto a pesar de distar aproximadamente noventa kilómetros se hace extremadamente eterno, llevas ya diez horas encerrado en un avión y otra hora más de autobús por muy ameno que la guía lo intente hacer resulta, como ya he dicho, eterno aunque es realmente instructivo, no solo hemos aprendido que aquí se condue por la izquierda (aunque eso ya lo sabíamos) sino que aquí a parte de tener la velocidad limitada por las señales, también tienen la limitación mecánica en los vehículos…
De Kioto solo diremos que es una ciudad que merece la pena ver, una ciudad que respeta la tradición y la cultura pero sin dejar de ser una gran ciudad. En culaquier esquina te encuentras con un templo o un altar entre los edificios, es una ciudad con mil rincones para perderse entre callejones multicolores en los que una extraña sensación de seguridad te acompaña. Si hemos de ponerle alguna pega a la ciudad, a parte de no haber estado más días, sería el hecho de que en los humedales como los que rodean el templo de las mil puertas hay unos mosquitos la mar de majos que han disfrutado de un festín de sangre occidental…
Después de disfrutar de la hospitalidad nipona, se desviven por superar la barrera idiomática y hacerse entender para proporcionarte una experiencia lo más satisfactoria posible, nos dirimimos a la zona más tradicional del trayecto.
Durante la estancia en Takayama y Hakone tenemos la oportunidad de conocer las ancestrales tradiciones así como la vida rural en las epocas de los Shogun (lo que para nosotros sería la época feudal) pudiendo ver además los pueblos posada así como los típicos baños japoneses…
Y bueno ahora estamos camino de Tokio, o MadeIn como dice algún amigo por ahí 😉
Ya iremos contando más cositas cuando lleguemos
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