Como amargar una noche
Era viernes, podría haber sido un viernes más, uno de tantos en los que al salir de trabajar te vas a tomar algo con los amigos, podría hasta haber sido un viernes agradable, pero no, todo se tiene que estropear.
La tarde empezó bien, poco trabajo, pude salir a la hora, llegué a tiempo a la tienda a la que tenía que ir, tenían lo que yo andaba buscando, me dio tiempo de tomarme un bitter antes de que la persona con que había quedado se marchara a trabajar, me encontré incluso con una amiga a la que hacía mucho tiempo que no veía y con la que aún estuve hablando un rato, bueno con ella y con sus padres los cuales no parecieron comprender que Pilar y yo habláramos tan animadamente después de tanto tiempo…
A pesar de las bajas temperaturas y de la densa niebla, se estaba bien en la calle es más hasta apetecía pasear tranquilamente para hacer tiempo a que dieran las nueve, hora en la que había quedado con un buen amigo para irnos a cenar algo y poco más que despedirnos, puesto que este es su último fin de semana en Zaragoza. La cena para tener en mente ir de picoteo salió barata y nos satisfizo enormemente, motivo por el cual a las diez de la noche nos estábamos ya tomando una copa y charlando tranquilamente en un céntrico bar zaragozano.
Tras un rato de divagaciones mentales nos decidimos a juntarnos con el resto de los amigos en otro bar, y todo parecía ir tan bien como al principio, hasta que caímos en la cuenta de que nos faltaba uno de los amigos y me decidí a llamarlo…
Como se suele decir en estos casos maldita la hora, porque me dio una noticia que si bien es positiva para él y a mi me alegra, no voy a dudar en reconocer que en el fondo me deprimió.
Roberto, todo me va bien pero tengo algo que contarte, le he pedido el pié y la mano a Cecilia…
Estooooo [Silencio]
Vamos que me alegro por vosotros… (y bien sabe Dios que me alegro de todo corazón aunque me haga sumir en mi depresión típica ante este tipo de noticias)
Bueno que podría dale muchas vueltas más a este tema, pero será el tercero de mis amigos que se casa y bueno lo tendré que aprender a superar y a envidiarlos con sana envidia.